Es que los nervios en sí mismos, en circunstancias normales generan retención de líquidos, hinchazón. Y, el viajar en avión en sí mismo, genera el mismo efecto ya que la presión a la que se verán expuestos los cuerpos allá arriba provoca este efecto.
Pensá que además vas a tener que abrocharte el cinturón y quizá te darán ganas de dormirte una siestita. Para ambas acciones, seguramente, será más apropiado ponerte algún pantalón flojito que no te apriete la cintura.
Además, uno de los mejores consejos que me dieron a mí fue el de vestirme en capas. Es que en la altura solemos destemplarnos y en los vuelos de cabotaje no suelen ofrecer mantitas para resguardarnos. El aire acondicionado, los nervios, la altura... asegurate de estar bien preparado que del otro lado te espera, nada más y nada menos que, San Carlos de Bariloche.