En segundo lugar, recién uno se dispone a dormir en el viaje en avión cuando se normaliza la situación después de todo el revuelo del despegue. Ahí nos serenamos más y queremos matar ese tiempo muerto hasta que, de nuevo, empiece el baile del aterrizaje.
No existen muchas opciones y menos aun si viajamos en clase turista donde los asientos son sin dudas un atentado a la comodidad después de un rato. Pero desde acá les sugerimos hacerse del kit ABC para el viaje en avión. Esto es unos antifaces para bloquear la luz, unos tapones para aislarse de los numerosos e intensos ruidos de un avión lleno de gente nerviosa y, por último pero no menos importante, la almohadilla para las cervicales.
Con esto, deberías andar de diez. Y llegar fresquito o fresquita después de tu siesta a vivir la mayor aventura de tu vida. ¿Estás listo?